16 de marzo de 1269

(Fragmento de La muerte de los Perfectos: El Pergamino)

Hoy hace veinticinco años de aquel día… El último día de Montsegur, el día de la muerte de los Perfectos y sus ilusiones, el comienzo de mi vida real fuera de esa Occitania soñadora.

Pero de esto ya os hablaré, todo tiene su momento, su inicio y su final. Antes de relatar la muerte de Montsegur, quisiera presentarme ante vos, seáis quien seáis. Mi nombre… no tiene importancia, solo quienes allí dieron su vida, y mucho más, merecen ser nombrados. Mi papel en la lucha por su supervivencia fue meramente el de observador, al igual que el de muchos de los que estuvieron allí hace veinticinco años. Yo, con diecinueve años, era un soldado raso, inexperto y asustado, que luchaba por una causa que me era totalmente desconocida y que nada tenía que ver con mi sencilla vida de campesino.

Llegué a Montsegur a finales de marzo de 1243 junto con otros cincuen-ta soldados, todos jóvenes, enviados en un último esfuerzo para salvar al catarismo de las manos de los cruzados católicos. Aunque había oído ha-blar vagamente de los cátaros, en realidad no fue hasta entonces, cuando entré en los muros de Montsegur y conviví con ellos, que supe lo que eran en realidad. Ahora quiero homenajear a los Bons Hommes inmortalizán-dolos con mi pluma, ya que poder escribir su historia ha sido uno de los motivos que me ha llevado a desear dominar las letras. Este es un arte que un simple soldado, hijo de campesinos, no tiene derecho a conocer, y podría morir si se descubriera. Pero qué importa. Ahora me rebelo, al igual que lo hice entonces, contra la norma establecida, y dejaré que mis recuerdos sobre los hechos de Montsegur devuelvan a la vida a todos los Perfectos que murieron en el «fuego purificador».

Mi vida desde entonces no fue la misma, no podía quedarme indiferente ante lo que estaba pasando, pero ¿qué podía hacer un chico de diecinueve años? Ni siquiera podía hablar de ello con nadie… Todo el mundo prefirió olvidar, guardarlo todo en un rincón oscuro de su mente, cerrarlo bajo llave y enterrarlo entre ignorancia y mentiras. Pero ha llegado el momento de que alguien haga recordar a todos los que prefirieron olvidar… Recordar lo que fueron los Bons Homes: no solo una creencia religiosa, sino una forma de vida, una forma de entender el mundo. […]

One Comment

  1. Pedro

    Cada vez que leo uno de los fragmentos de los libros siento la misma emoción que la primera vez. No me canso de viajar a Montsegur. Gracias por acercarme a esta historia

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