Cuando algo se rompe, tienes la opción de tirarlo a la basura o intentar arreglarlo. Cuando te has pasado tanto tiempo manteniendo ese jarrón a buen recaudo, manteniéndolo alejado de los golpes, de las corrientes de aire o de que su contenido no quedara sin su protección, tirarlo a la basura no es la primera opción. Así que decides arreglarlo para que siga cuidando de eso que vive en él.
Pero cuando algo se rompe, aunque recojas esos trozos y vuelvas a pegarlos, aunque lo hagas con el pegamento más fuerte que encuentres, se vuelve frágil y siempre queda alguna pequeña esquina sin completar, alguna grieta imposible de ocultar. Y debes ser consciente de ello, o cuando se seque esa cola y vuelvas a cogerlo se deshará en tus manos. Eso pondría en riesgo lo que protege su interior y que es lo único por lo que has decidido arreglarlo.
Así que pones el jarrón otra vez en su sitio, dejando que se vea la parte menos rota, la que, si no te acercas mucho, ni siquiera pensarías que le pasó algo. Seguirá luciendo bonito, recibiendo halagos de todos los que lo vean y solo tu sabrás la verdad. Porqué es lo correcto. Porqué es lo que debe ser. Porqué a veces callar es la mejor opción aunque te arranque el alma. Porqué a todo el mundo le gusta ese jarrón y no entenderían que lo tiraras a la basura y dejaras lo que contiene sin ese muro de protección.
Lo roto, roto está. En el silencio de lo callado, juntas esas piezas mientras tu corazón te dice que lo tires. Pero no lo haces y sigues callando cuando alguien a quien le gritarías muchas cosas, te dice que te des tiempo para arreglarlo.
Pero aunque haya sido un accidente, aunque no fuera intencionado, jamás volverá a ser el mismo jarrón. Y el paso del tiempo se posará sobre él y sus grietas, hasta que lo que contiene no necesite de su protección y pueda elegir entre hacerse añicos o seguir acumulando polvo.
Aunque cuando llegue ese día, seguramente ya a nadie le importe lo que decida hacer con ese jarrón y, en el silencio de lo no gritado, lo convierta en un mero recuerdo de lo que sucedió.